Bytes y hertzios libres
Intentemos imaginar por un momento el vértigo que produciría asomarse al abismo de la intimidad colectiva, a los archivos de la vida cotidiana que se conservan en los Centros de Datos de los proveedores de Internet, las operadoras telefónicas o las empresas de Silicon Valley.
Las montañas infinitas de fotos personales, el contenido de los mensajes de correo electrónico, nuestro historial de búsquedas, nuestros pagos con tarjeta de crédito, los registros de todas las llamadas telefónicas que realizamos, la relación de todas las veces que hemos pulsado «me gusta» en una página de Facebook…